
Este titulo puede hacer creer que encabeza una nota que pretende explicar una decisión o un acompañamiento político al gobierno del Frente de Todos justificándolo excluyentemente en la figura de Cristina Fernández de Kirchner.
Por el contrario, la que sigue a continuación es exponer la causa de la vandálica ofensiva que, sin respiro, el Poder Económico desencadenó sobre la gestión de Alberto Fernández, casi desde su mismo inicio.
LA DEBILIDAD FRENTE AL PODER ECONOMICO
Desde la reculada producida con la anunciada intervención de Vicentin, comenzó a quedar expuesta la debilidad política del gobierno de Alberto Fernández ante el Poder Económico.
Los análisis de las motivaciones que llevaron al presidente a adoptar este perfil permisivo con los grupos económicos dominantes pueden variar según el espacio ideológico del que provengan.
Pero en lo que no puede haber diferencias es en el hecho objetivo de que el gobierno de Alberto Fernández ha sido, ya sea por acción u omisión y hasta el momento de este escrito, claramente funcional a los intereses del Poder Económico.
Esta conducta gubernamental, decidida por el presidente y basada en el consenso, el dialogo y los buenos modales para no irritar al Poder Económico, fue instrumentada sin cortapisas por dos ministros: Martin Guzmán y Matías Kulfas. El primero evitando visibilizar ante los ojos del mundo el vandálico crédito otorgado por el FMI con el único objeto de permitir la huida de los Fondos de Inversión que veían agotada la bicicleta financiera del macrismo y enamorado de la macroeconomía, convencido de que a través de kilométricas ecuaciones algebraicas, siempre protegidas por el paraguas del ceteris paribus, se explica el funcionamiento de la economía real. El segundo, llevando a cabo una política de desarrollo productivo que materializaba la Teoría del Derrame y manteniendo bajo su dependencia una Secretaria de Comercio Interior que se mostró impávida ante la desmesurada toma de ganancias empresarial con la manipulación de los precios de la economía interna.
Así la política de no confrontación con el Poder Económico llevada adelante por Alberto Fernández se podría resumir en el único consenso logrado con la clase privilegiada de la Argentina: El Gobierno no los jode y Ustedes hacen lo que quieren.
Dicho esto, la pregunta es ¿Por qué un Gobierno que no los incomodó sufre el incesante acoso del Poder Económico, con características desestabilizante?
LA RESPUESTA TIENE NOMBRE DE MUJER.
Ya hemos expresado los dos principios doctrinarios del peronismo que alteran el espíritu oligárquico y clasista de los grupos dominantes: la intervención del Estado en la planificación de la actividad económica del país y las políticas de redistribución del ingreso nacional en favor de las mayorías populares.
Esa alteración los impulsa a utilizar todas las herramientas con que cuentan para eliminar de la vida política a quienes representan en carne y huesos a esos principios.
Mas allá de las debilidades autoinfligidas por el gobierno de Alberto Fernández, que reitero, lo hacen funcional a sus intereses, el Poder Económico nunca perdió de vistas que quien lidera el espacio político que representa el núcleo duro y mayoritario del Frente de Todos es precisamente quien mantiene inalterable en sus convicciones esos dos principios fundamentales del peronismo: Cristina Fernández de Kirchner.
Para los grupos económicos dominantes el éxito del gobierno de un espacio político construido y liderado por quien tiene el coraje de desafiarlos persistentemente les predice un futuro que los aterra.
Una y otra vez sufren el recuerdo de Cristina nacionalizando YPF y Aerolíneas Argentina, desactivando la estafa descomunal de las AFJP, logrando el poder adquisitivo de los salarios mas alto de América del Sur, consiguiendo la mayor cobertura jubilatoria de nuestra historia y otorgando derechos a minorías sociales históricamente discriminadas
Que la gestión del Frente de Todos logre una aceptación social que de paso a una nueva etapa política donde prevalezcan los planteos efectuados por Cristina, y se discuta “un nuevo contrato social”, se impida que el crecimiento de la economía “se la queden los cuatro vivos de siempre”, se busque un acuerdo social para “terminar con el bimonetarismo en la economía nacional”, o que los análisis económicos “comiencen a hablar de los márgenes de ganancias de las empresas”, es una situación intolerable para quienes defienden sus privilegios a como dé lugar.
Esta es la verdadera causa por la cual, a pesar de su característica amigable, el Poder Económico busca desestabilizar al gobierno de Alberto con la crisis socioeconómica que pretenden desencadenar, y así responsabilizar por la misma a la influencia de la Vicepresidenta en el gobierno.
Sin olvidar los mamarrachos judiciales con que las terminales políticas, judiciales y mediáticas de la clase dominante buscan ponerla presa y proscribirla de la acción política, confirmando la finalidad de sus ataques.
Y así cumplir con su oscuro objeto del deseo: erradicar al peronismo de la vida política del país, para así eliminar todo vestigio de proyecto nacional y popular.
Por eso el título de esta nota.
No es por Alberto. Es por Cristina.