
LAS RESPONSABILIDADES OCULTAS
El proceso contra el autor del atentado sufrido por Cristina es muy probable que termine con la caracterización de una conducta individual, llevada adelante por una persona con alteraciones mentales. Así ha ocurrido con magnicidios o intentos frustrados de magnicidios. La historia moderna, desde Kennedy hasta Juan Pablo II así lo registra.
Pero esto excede la figura de “un loquito suelto”. O de una supuesta conspiración.
Seguramente la cabeza del autor de este atentado, o de los supuestos conspiradores, debe imaginar haber representado con su acto, el sentir de un sector social de la Argentina.
Pero lo realmente grave de esta situación, lo que excede la imagen del “loquito suelto”, y sus hipoteticos secuaces, es la existencia real de ese sector social de la Argentina que se siente representado por este accionar violento contra CFK. Es más, no tengo dudas, se siente frustrado por la falta de éxito del atentado
NO FUE OBRA Y MILAGRO DEL ESPÍRITU SANTO.
Este estado de violencia, que tiene su máxima expresión en el intento de matar a Cristina, tiene responsables.
El discurso de odio que durante los últimos años ha surgido de las terminales del Poder Económico, han permeado las capacidades mentales de mucha gente, llevándolas a identificarse con esas conductas virulentas.
Ese veneno discursivo que es derramado permanentemente, sin descanso, sobre la sociedad argentina, tienen autores con nombres y apellidos.
Los voceros mediáticos del odio, sembradores de violencia disfrazados de periodistas, son encabezados , en una lista no exhaustiva, por Lanata, Leuco, Viale, Feinman, Rossi, Majul, Etchecopar y todos sus alter ego, que son satélites de Magnetto a lo largo y ancho del país. (lo que incluye obviamente a Río Cuarto).
Los personajes políticos también machacan con su discurso de odio sobre nuestra sociedad. La contienda polìtica, para Macri, no se reduce a vencer, a triunfar, para gobernar. No, nada de eso, para Macri el objetivo de la contienda política es “exterminar al peronismo”. También està Bullrich, pidiéndole a Larreta que “meta palos o balas” a la gente reunida frente a la casa de Cristina. O ese oscuro personaje, como Arietto, anunciando que cuando ganen las elecciones en la provincia de Bs As “hay que entrar con la metra”.
Y en el Poder Judicial tampoco se inhiben de sembrar odio y violencia: inventar causas, cercenar legítimos derechos de defensa en procesos amañados, aplicar la “doctrina Irurzun” para encarcelar dirigentes, expresar opiniones que reniegan la presunción de inocencia, demostrar impunidad y ostentación de sus relaciones carnales con un sector político, utilizar conceptos “creativos” para elaborar fallos y alegatos que son verdaderos mamarrachos jurídicos.
Y todo teniendo un solo objetivo: Cristina y todo lo cercano a Cristina.
Pero tampoco nos equivoquemos creyendo que solamente ella es el objetivo.
El objetivo es el peronismo.
Ese movimiento nacional y popular que exacerba al Poder Económico hasta el paroxismo.
Pero no «todo» el peronismo. Quienes durante el gobierno de la derecha macrista fungieron de «dadores voluntarios de gobernabilidad» no molestan.
Es Cristina quien queda en la mira de ese Poder Económico por representar al espacio interno del peronismo que sostiene mas fielmente los valores y principios de Perón y Evita y que conserva su potencial electoral con millones de votos, los que se expresan masivamente en las movilizaciones que en todo el país demuestran su apoyo incondicional a la lideresa de ese espacio.
Por eso, detrás de todas sus terminales, políticas, mediáticas, judiciales, está el Poder Económico que utiliza pautas, aportes y cooptación a los voceros mediáticos, políticos y judiciales del discurso del odio que envenena a la sociedad argentina, para así legitimar la cancelación política de Cristina y del peronismo que odian.
Y esto nos genera ciertas obligaciones.
Al gobierno de Alberto, en forma urgente, desactivar las usinas mediáticas del discurso del odio restituyendo la vigencia integral de la Ley de Medios, derogando el DNU con que Macri devolvió favores a Clarín.
A nosotros, desengañar a aquellos vecinos que, manipulados por argumentos engañosos que buscan su reacción emotiva, quedan atrapados en la telaraña de una violencia que es incompatible con el ejercicio democrático.
Y entre todos, dejar aislados y visibles a la derecha que mata y a sus servidores.
Un país desarrollado y una sociedad viable es posible.
Depende de nosotros.