BUSCANDO EL RUMBO

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Old Compass

REFLECCIONES PRE-ELECTORALES (En el año que estaremos en peligro)

En este proceso electoral hay un elemento que no nos puede pasar inadvertido: el desconcierto y confusión que viven grandes sectores del campo nacional y popular.

Desconcierto y confusión que se expresa en conductas políticas erróneas, las que generaron un 2015 y que se profundiza con el escepticismo político surgido durante el transcurso del gobierno de Alberto Fernández.

No podemos tener dudas en que la persistencia de este humor social solo hará realidad el peligro que nos acecha: el regreso de una derecha que anuncia con desparpajo la brutalidad de su proyecto.

He definido en mi entrada anterior que el campo nacional y popular “…abarca a todos los sectores sociales que tienen sus ingresos pecuniarios en moneda nacional y que su bienestar social está directamente relacionado con el desarrollo del mercado interno”.

Esta definición incluye a industriales, productores agropecuarios y de economías regionales, comerciantes, profesionales, trabajadores, jubilados, todos ellos  comprendidos en el círculo virtuoso que encadena una mayor masa de ingresos en salarios y jubilaciones —-> aumento en el consumo de bienes y servicios —-> incremento de la producción bienes y servicios —-> mayor número de empleos —-> nuevo aumento de masa de ingresos.

Me he atrevido a cuantificar a quienes naturalmente son parte del campo nacional y popular como el 85% de la población argentina.

Sin embargo la historia nos demuestra que ese 85 % de la población argentina nunca ha expresado la unidad que denotaría su pertenencia, indudable, al campo nacional y popular. Es más, hay sectores de ese 85%, cuya propia actividad económica está sujeta a las variaciones del mercado interno, que nunca se han sentido integrantes de ese campo nacional y popular. Y actúan en consecuencia.

EL QUIEBRE DE LA UNIDAD NACIONAL

Esto obedece a que para mantener sus privilegios, esa minoría oligarca, liberal y reaccionaria que llamamos Poder Económico, necesita del quiebre de esa unidad nacional,

Decía Hernández Arregui, sobre la influencia del poderío de ese Poder Económico, que «… penetra como un pólipo todas las instituciones (…) impregnando y unificando alrededor de su centro unificador”

Centro unificador que no fue otro que descargar sobre quienes ponían en discusión sus privilegios todo tipo de improperios e inmoralidades, buscando una reacción emocional en la sociedad que concluyera en su rechazo social.

Partiendo de la inicial “civilización o barbarie”, pasando por el anti-personalismo y el anti-peronismo, hasta el actual anti-kirchnerismo, fueron construyendo un sentido para ir socavando esa unidad nacional y así abortar todo intento de transformación del modelo de país que sostienen desde Pavón.

Esa prédica, orientada al rechazo y el odio, fue haciendo carne en muchos sectores pertenecientes al campo nacional y popular, incluyendo sectores trabajadores y humildes, los que, sumándose a esa minoría elitista, conformaron el histórico núcleo duro de derecha que, oscilando entre un 25/30%, se expreso invariablemente avalando a «libro cerrado» las imposiciones del Poder Económico. Así fue desde el fusilamiento de Dorrego hasta el golpe genocida del `76. Así fue, es, con la persecución judicial a Yrigoyen, Perón y Cristina. Estos Tío Tom vernáculos son de improbable recuperación.

Dirijamos nuestra mirada entonces a ese 70% restante del campo nacional y popular.

En términos socio-económicos podemos visualizar dos grandes bloques, divididos casi en mitades: quienes tienen una base de necesidades básicas satisfechas (vivienda, alimentación, salud, educación, vestimentas, esparcimiento, servicios) y quienes padecen vivir con esas necesidades básicas irresueltas.

En este último bloque es donde, sin dudas, se mantiene con mayor volumen la pertenencia al campo nacional y popular, resistiendo el exilio, la persecución y la proscripción de sus máximos referentes.

Sin embargo, en estos dos bloques en que he dividido a el campo nacional y popular hay lugar para un comportamiento volátil en términos políticos.

Influenciados por los medios de comunicación concentrados, ya convertidos en la pata mediática de ese Poder Económico y potenciados por el notable desarrollo de las TIC`s , que despliegan con extraordinaria eficacia la tarea de la creación de sentido común en aquellas personas “…que creen haber culminado o mejorado su instrucción histórica y política mirando televisión, escuchando radio, leyendo diarios, que las alejan de su procedencia histórica y les anulan su identidad nacional y popular”.

QUIEN CONTROLA LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN CONTROLA LAS MENTES

Lo decía el malogrado cantante de The Doors, Jim Morrison. Nada mas cierto.

Los medios hegemónicos se han transformado en el actor principal de esa intoxicación que derraman sobre la sociedad para manipular su sentido. Y esa manipulación del sentido social siempre tiene un doble objetivo: denigrar los liderazgos y las políticas surgidas del campo nacional y popular y proteger con el silencio la impunidad del Poder Económico y sus agentes, los que operan desde sus terminales judiciales y políticas.

Clarín, La Nación e Infobae lideran un conglomerado de medios puestos al servicio de los privilegios económicos de una minoría elitista. Y para ello conforman una verdadera selección de la bazofia periodista que circula generosamente por nuestro país.

Este control de las mentes, que buscan persistente, incansablemente, no es nuevo. Ya lo describía don Arturo Jauretche llamando «zonceras argentinas» a ese sentido social surgido del ocultamiento al pueblo de la verdadera realidad del país, sin que sospechara la existencia de los intereses que manejaban su existencia, usufructuaban las riquezas de su país y conducían el destino de su nacionalidad. Esa búsqueda del control hoy se ha magnificado por el desarrollo tecnológico de los medios de comunicación.

Y esos medios de comunicación, retroalimentándose con sus socios judiciales y políticos, hacen estragos sobre el sentido social mintiendo, tergiversando u ocultando.

Esa triada anti-nacional y anti-popular consiguió un resultado electoral transformando un suicidio en asesinato y a un candidato a gobernador en La Morsa.

Esa tríada nefasta interviene el proceso electoral 2023 proscribiendo a Cristina en un mamarrachesco fallo.

Permítanme una digresión: 10 causas 10, fueron abiertas contra CFK. Le gatillaron 2 veces en la cara. Si mi generación hubiera tomado el «Luche y vuelve» de la misma forma en que se tomó el «Si la tocan a Cristina que quilombo se va a armar», bueno, entonces Perón hubiera muerto exiliado en España. Listo, se dijo. Sigamos.

Imaginemos, para no sorprendernos, lo que esa tríada estará preparando para los próximos meses.

Mientras tanto buscan borrar de la memoria colectiva cuatro años de nuestro ayer. Del reciente ayer que va del 2015 al 2019.

¡Dejemos atrás el pasado! nos arengan. ¡Olvídense! es la consigna.

¿Cómo van a recordar que los salarios y las jubilaciones perdieron el 20% de poder adquisitivo, que cerraron 25.000 Pymes, que perdieron el laburo 225.000 trabajadores, que se endeudó al pais en 104.000 millones de dólares, que se fugaron 86.000 millones de esa deuda y que se trajo de vuelta al Fondo Monetario Internacional?.

Y luego arremeten: todo eso es culpa de 70 años de populismo y de la corrupción de la jefa de la banda.

LA «DERECHIZACION» DE LA SOCIEDAD

A partir de la derrota electoral del oficialismo en las legislativas 2021 comenzó a ganar espacios el argumento de la «derechización» de la sociedad argentina. La idea toma como base los 4 millones de votos perdidos desde la presidencial del 2019 por el espacio gobernante y que permitió la victoria electoral de la alianza cambiemista de derecha . Ahora bien, en las elecciones 2021 comparadas con las de 2019 hubo 3.118.000 mas de ausentismo y 1.148.000 de votos blancos/nulos. Claramente no hubo una migración electoral hacia la derecha, Es mas, la derecha también perdió un millón de votos respecto a las presidenciales.

Esos datos me llevan hacia dos conclusiones: 1) que lo que está ocurriendo en algunos sectores de la sociedad es un estado dado en llamar insatisfacción democrática: 2) que la derechización no ha ocurrido en la sociedad y si en vastos sectores dirigenciales.

Detengámonos en este punto.

Cuando sectores de la sociedad sufren las consecuencias de una vida llena de carencias y privaciones, y no encuentran, o los han privado de encontrar proscripción mediante, referencias de la política que despierten la expectativa de solución a sus necesidades elementales, entran en ese estado de insatisfacción democrática, que se traduce en desinterés y falta de participación.

Esa anomia social, que debe alertar sobre una nueva fragmentación en la estructura del campo nacional y popular, de ninguna manera debe confundirse con la «derechización» de la sociedad.

En cambio resulta innegable la derechización de vastos sectores de la dirigencia política y sindical argentina. Son quienes con un discurso modosito e inocuo no se atreven a plantear que las soluciones a los problemas de fondo que arrastra la sociedad necesariamente llevan a la confrontación con el Poder Económico y sus aliados extranjeros. «El problema de la Argentina no es económico, es político» , nos decía Perón. Y al negarse a esa confrontación dejan de representar y defender los intereses del campo nacional y popular para transformarse en guardianes de los privilegios de esa minoría elitista.

El pueblo debe saber con claridad que sus penurias no se deben a fantasmas o entelequias que generan deuda externa, inflación, escases de dólares o pobreza.. Nada de eso se debe a la acción de la naturaleza o de un mandato divino.

Detrás de la deuda externa y la buscada presencia del FMI, brutales legados del macrismo y sus aliados, existen responsabilidades. Con nombres y apellidos.

Detrás del irracional aumento de precios en bienes y servicios existen responsabilidades. Con nombre y apellido

La escases de dólares, que no faltan sino que se los llevan (casi 400.000 millones de dólares en 40 años de democracia) también tiene responsabilidades. Con nombres y apellidos.

La pobreza de 18 millones de compatriotas (8 millones de los cuales son menores de 17 años) es la contrapartida de la riqueza concentrada en pocas manos. Manos con nombres y apellidos.

Y aquí también todos los caminos conducen a Roma.

Porque esos nombres y apellidos nos llevan indefectiblemente a eso que llaman «mercado» para ocultar los nombres de esa elite empresaria que agrupada en la A.E.A (Asociación Empresaria Argentina) manipula la vida y el destino de nuestro pueblo con un solo objetivo: concentrar la riqueza del país en sus manos y ejercer el Poder Económico que detentan.

«Despersonalizar responsabilidades es el objetivo de estas caracterizaciones difusas, imprecisas, indeterminadas, con las cuales se busca crear entelequias que expliquen situaciones de la vida real, y así crear un estado de confusión en la sociedad que la deja expuestas a acciones manipuladoras para la creación de sentido en beneficio de quienes se protegen en el anonimato que les dan esos eufemismos»., escribí el 6/8/22 en la entrada «Aquí están, estos son» donde los expuse con nombre y apellido y empresas que les pertenecen.

Esa claudicación de la voluntad transformadora, esa debilidad manifiesta para confrontar al Poder Económico, es lo que expresa una implícita derechización dirigencial. Así se logra que el campo nacional y popular pierden de vista la referencia y la representación política de sus intereses. Esa frustración social se traduce rápidamente en desconcierto y confusión.

¿COMO HALLAR EL NORTE?

He expresado en anteriores posteos que se hace necesario reconstruir la unidad del campo nacional y popular. Unidad no pensada exclusivamente para ganar una elección, sino como condición necesaria para ampliar derechos políticos, económicos y sociales o para resistir el avasallamiento de los que ya tenemos.

Urge reconstruir la unidad del campo nacional y popular. U-R-G-E

La unidad del campo nacional y popular será la consecuencia de la batalla cultural que obligadamente debemos dar. Confrontar el discurso dominante de esa minoría hegemónica, repetida como letanía por sus voceros, nos requiere asumir la pertenencia al campo nacional y popular. Sin dobleces ni claudicaciones.

El pueblo argentino tiene, tenemos, el derecho a que se le hable claro. Que esa claridad permita tomar conciencia sobre las dificultades que encontraremos en el camino y determinar claramente los responsables de crear esas dificultades.

Cuando el campo nacional y popular reencuentre referentes que con un discurso claro despejen el desconcierto y la confusión.

Cuando ese campo nacional y popular visualice claramente quienes son los enemigos del desarrollo económico y el bienestar popular.

Cuando esa batalla cultural deje al desnudo las falacias y derrumben las estructuras con que se construye el quiebre de la unidad nacional.

Será entonces cuando no habrá mas desconcierto ni confusión. Porque habremos hallado como sociedad el norte que señale el camino hacia la grandeza de la Patria y el bienestar de su pueblo.

EL PROCESO ELECTORAL DEL AÑO EN QUE ESTAREMOS EN PELIGRO

Ya lo exprese una vez: «La resolución que demos como sociedad a ese proceso será lo que defina el futuro que nos espera como comunidad. Ni más ni menos que el futuro, esa conjetura que puede ser predicha, anticipada, por decisiones tomadas en el presente. Y ese futuro será responsabilidad colectiva de nuestra conducta en el momento actual«.

No he modificado mi convicción de que el doctrinario peronista sigue representando políticamente los intereses del campo nacional y popular.

La intervención del Estado ordenando la economía y redistribuyendo el ingreso, el principio expresado en la frase «donde hay una necesidad nace un derecho», son las ideas fuerzas que se convierten en herramientas de gestión para lograr la Patria Justa, Libre y Soberana.

Tengo la certeza que esas tres banderas representan los objetivos, aspiraciones y expectativas del campo nacional y popular.

También tengo en claro que un gobierno peronista, con errores y debilidades, sigue siendo mejor que cualquier gobierno de derecha. (Cuando digo gobierno peronista, por definición metafórica, la milanesa desmilanesada, está excluido el menemismo)

No voy a dejar que mi voluntad política sea condicionada por «el síndrome Alberto».

Ni por acción u omisión voy a favorecer a una derecha que mata.

Mata sueños, mata esperanzas, mata proyectos de vida. Y cuando le hace falta, también nos mata a las personas.

Tenemos el deber de desechar el peligro que nos acecha. Empecemos en agosto y terminemos lo empezado en octubre.

«Por conciencia nacional, por procedencia popular, por convicción personal y por apasionada solidaridad con mi pueblo» (Eva Perón)

Amen.

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