VIVIENDO EN LA CAVERNA DE PLATON

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En su Alegoría de la caverna, Platón simboliza como un grupo de personas, encadenadas y sin poder girar la cabeza, pueden vivir eternamente una realidad falsa representada por las sombras que, sobre una pared, otras personas se encargan de proyectar, personas que sí tienen el privilegio de vivir la verdadera realidad. Podemos extrapolar en el tiempo el relato de Platón y decir que argentinos y argentinas somos el grupo de personas encadenadas y mirando una pared que es la economía, que el discurso del poder dominante son las sombras que vemos y así concluir que la pared y las sombras de la caverna se parecen mucho a la realidad económica que nos hacen vivir.

Si hemos acertado en trasladar la simbología de Platón a la actualidad, podemos visibilizar como el engaño y la mentira configuran una realidad ficcionada por el Poder Económico con el solo objetivo de que nadie cuestione sus privilegios y así poder eternizar su hegemonía. Para salir de esa realidad engañosa debemos cuestionarla, y tratar de correr el manto de silencio conque se pretende tapar ese engaño y esa mentira.

INFLACIÓN Y DOLAR: LAS SOMBRAS EN LA CAVERNA DE LA ECONOMÍA.

Se viene tormenta, vio?. Que me cuenta del viento? La inflación no para, no? El dólar seguirá para arriba?. Son los temas con que alguien intenta comenzar una charla con un desconocido, en la cola del super, mientras compra verdura o en el ascensor de su edificio.

La inflación y el dólar son entendidos, por una parte de la sociedad, asimilándolo a un fenómeno meteorológico. Como si fueran productos de la naturaleza que escapan a la voluntad de las personas.

En realidad la inflación y el dólar forman parte de las sombras que proyectadas sobre la pared de la caverna falsean nuestra realidad buscando nuestra resignación y sumisión a los programas que el Poder Económico prepara como “solución” a una crisis que ese mismo Poder Económico genera.

Busquemos pues los cuestionamientos a esa “realidad” que nos permita acercarnos al conocimiento que mantienen oculto, a través de la información que nos dan, periodistas, economistas y políticos funcionales a la degradación permanente de la calidad de vida del pueblo argentino.

Empecemos entonces con la inflación.

La inflación no existe. Si, no pongan esa cara. No estoy loco. Lo que existe es el aumento generalizado y continuo de los precios de una economía. Luego, seguro que para ahorrar saliva, los economistas denominaron a ese aumento de precios con la palabra «inflación». Claro, pero también cuando se emplea la palabra inflación, así, a secas, se transforma, para el sentido común de la sociedad, en un fantasma que tiene vida propia, incontrolable y que escapa a cualquier decisión humana.

La palabra «inflación» fue un hallazgo de la macroeconomía. ¿Qué es la macroeconomía?, es como el tablero de control sobre la economía global que refleja, en números estadísticos, el comportamiento general de la microeconomía, es decir el comportamiento de personas, familias y empresas.

Para que se entienda: la macroeconomía nos dice que la inflación sube: Es un verdad macroeconómica. En la vida real lo que suben son los precios. Lo que nos está diciendo ese número que cuantifica a la palabra inflación es que lo que suben son los precios. Y los precios suben porque aumentan los costos o aumenta la ganancia empresarial. Esto lo sabemos todos los que alguna vez leímos un texto de economía. Cuando te dicen que «sube la inflación» instalan en la sociedad un problema incomprensible. Que la emisión monetaria, que el déficit fiscal, que la subida del dólar, hasta llegar a las desopilantes narrativas sobre la inercia y las expectativas. Todo construcción de esa sombra que oculta la información para el conocimiento que no quieren visibilizar: si no pueden explicar aumento de costos entonces los precios están aumentando por mayores ganancias empresariales.

Entonces si no utilizamos la palabra inflación y aclaramos que estamos hablando de aumento de precios, la cosa comienza a cambiar. Porque nos comenzamos a dar cuenta que no hay una entelequia llamada «inflación» que todas las noches sale a abrir los portones de las fabricas y levantar las cortinas de los comercios para cambiar los precios sin que nadie se entere y así sorprender al otro día a los consumidores. No es precisamente un fantasma lo que en cada fabrica y comercio aumenta los precios.

Los precios, los costos … ¿y que mas?

Y antes que orilles para el lado mas oscuro de la sombra, te digo que el Estado tampoco anda de noche cambiando precios. El Estado fija precios que impactan sobre los costos de un bien o servicio: carga impositiva, tarifas de servicios, combustibles, tasa de interés, a veces, solo a veces, salarios y dólar, serían los mas importantes.

Y acá me detengo en lo que he dicho o escrito decenas de veces, y lo acabo de escribir más arriba. Pero lo repito: los precios, lo que pagamos cada vez que compramos o consumimos algún bien o servicio, se forman con la sumatoria de los costos necesarios para dar producir a ese bien o servicio MAS la ganancia empresarial. Y ningún precio de la economía esta formado 100 x 100 solo por los costos. Y ningún bien o servicio tiene una estructura de costos igual a otro. Ni la carga impositiva, ni las tarifas, ni el combustible, ni el salario, ni el dólar tienen la misma participación porcentual en el costo de las actividades económicas. Ningún aumento en los precios que puede manejar un gobierno impacta de igual manera en las actividades economicas que se realizan en un país. Así que olvidémonos que el culpable del aumento generalizado y continuo de precios es el Gobierno. Que su culpabilidad sea la no intervención para frenarlos o dejar en libertad a «los mercados» para lograr el bien común es otra cosa. Pero claro, para que esa intervención ocurra tendría arrojar luz sobre las sombras. Y eso no se logra con diálogo, consenso y buenos modales.

Para que lo entendamos: ¿la participación del costo del combustible es la misma en una empresa dedicada al transporte de carga o pasajeros que en una empresa dedicada a la hotelería? ¿El precio del dólar tiene la misma incidencia en el costo de una empresa que vende perfumes importados que en una empresa dedicada a la construcción? Paremos acá. ¿Qué material importado se utiliza en la construcción? ¿Los muchachos de la UOCRA tienen salarios en dólares? ¿Por qué si no hay ningún costo que necesite la utilización del dólar, el precio de la construcción aumenta junto con el dólar?. Esta pregunta, a la luz de lo que estamos viviendo hoy, ahora, en Argentina, la podemos generalizar para la economía en su conjunto. ¿Si no aumentan los costos porque aumentan los precios? Y la respuesta podría surgir si empezamos a hablar de aumento de precios y recordando como se forma un precio. (recomiendo enfocarse a lo que esta a la derecha de ese MAS que escribí mas arriba). Quizás entendamos que estamos hablando de la lucha entre el capital y el trabajo por la distribución del ingreso, que no es otra cosa que la vieja lucha de clases, hoy convertida por un lenguaje mas elegante en «la puja distributributiva». Y nos podríamos dar cuenta que para mejorar los ingresos, algunos tenemos paritarias y otros tienen «inflación». Y por eso necesitan que «inflación» sea una sombra en nuestra Caverna

Y habiendo llegado hasta acá, sigamos con el dólar

La divisa norteamericana, desde que se ha convertido en el patrón-dólar para la relación comercial del mundo, sirve exactamente para eso: para que los gobiernos la destinen a sus relaciones comerciales con el resto del mundo. Compras, reintegro de inversiones y de utilidades de capitales extranjeros, pagos de créditos contraídos, son el objetivo primordial de la utilización de divisas por parte de un Estado.

Las recurrentes crisis económicas del país se comienzan a generar con la llamada restricción externa y ocurre cuando los dólares no alcanzan para cubrir todas las obligaciones comerciales y financieras del país. Los dólares no oficiales empiezan a subir, y junto con los dólares, suben los precios.

Hay escasez de dólares. (Ajá). O el dólar esta atrasado. (Otro ajá). Eso dicen y nos hacen creer que a la Argentina no le entran los dólares que necesita. Necesita ¿para qué?, deberían explicarnos. pero no lo hacen y comienzan a proyectar otra sombra sobre nuestra Caverna.

Intentemos, modestamente, poner también un poco de claridad sobre esa sombra.

Ante el hecho inalterable de que solo EE.UU emite dólares, las únicas fuentes de esa divisa para el resto de los países son las exportaciones, las inversiones extranjeras directas (IED) y los créditos.

Aclarando: las IED son inversiones destinadas a anclarse en factores de producción, no confundir con las inversiones especulativas de los fondos que llegan a la Argentina cuando los gobiernos les arman la llamada “bicicleta financiera”.

Retomemos la narración, ¿entonces hay escasez de dólares? Claro, entonces la necesidad de dólares que no hay, y la demanda, y la bla, bla, bla.

Veamos si esa escasez es real con datos de comercio exterior, IED y créditos.

El dólar escaso

Empecemos por algo, y tomemos el ciclo democrático inaugurado con la presidencia del Raúl Alfonsín en diciembre de 1983. Y veamos que paso con el comercio exterior, las inversiones extranjeras directas y los créditos en este ciclo de 39 años.

El resultado del comercio exterior argentino desde enero 1984 tuvo un superávit de u$s 200.023 millones. (INDEC/Balanza comercial argentina 1910/2022)

La deuda externa del Estado argentino mas el Banco Central, desde enero de 1984 ( u$s 45.000 millones de la dictadura) aumentó u$s 144.288 millones. (Deuda externa = u$s 189.288 millones – INDEC/Balanza de pagos, Inversión y Deuda externa – marzo/2023)

El stock de inversiones extranjeras directas, es decir dólares que entraron desde 1990 y se mantienen en el país, es de u$s 83.587 millones. (CEPAL / FMI)

No me equivoco entonces, si lo hago corríjanme, diciendo que desde 1984 entraron al país fondos netos por u$s 427.898 millones. (No contabilizo la deuda de privados por u$s 87.405. que también “deberían” haber ingresado al país. El “deberían” me ahorra explicar el porqué de la omisión)

¿Cuántos dólares tenemos en las reservas del BCRA?: u$s 36.478 millones (BCRA – 25/04/2023).

Que lo parió don Inodoro, me dice Mendieta: nos fumamos u$s 391.420 millones en 39 años.

Y sí.

Entonces se me ocurre (a mí se me ocurre, eh) que si el superávit comercial es la resultante de los bienes y servicios vendidos al exterior y producidos por el trabajo de las y los argentinos. Y si, además, también se me ocurre, (a mí se me ocurren cada cosa, vio) que, si cada dólar que debemos también los pagaremos con el producto del trabajo de las y los argentinos, ¿no estaría bueno que sepamos que se hizo con esos dólares? ¿No nos haría ciudadanos políticamente mas responsables saber quienes y para que carajos nos siguieron endeudando? ¿Por qué nos ataron otra vez a las cadenas esclavizantes del FMI?

Pero hay algo que si sabemos. La famosa “escasez de dólares” es falsa. Los dólares no escasean, se los llevan que es distinto.

Pero la sombra «dólar» proyectada sobre la pared de nuestra Caverna se construye con otro componente: su valor en la actividad cambiaria.

Dólar «competitivo», dólar financiero (MEP o «bolsa» y dólar «contado con liqui») y el máximo referente en la Caverna, el dólar «ilegal, el que antes denominaban «negro» y ahora llamado mas elegantemente «blue», son términos con el que se aturde a la sociedad para seguir mostrándole esa realidad ficticia que proyectan sobre nuestra Caverna.

En todos ellos se hace una referencia a su valor que siempre son mas alto que el dólar oficial y que, siguiendo una inalterable conducta empresarial, se traslada inmediatamente a los precios. Aunque el dólar no tenga un pomo que ver con sus estructuras de costos, no importa: se traslada.

Es lo que pasa hoy: la corrida cambiaria es el justificativo de la criminal remarcación de precios.

El precio del dólar

Veamos lo que decía Marcelo Diamand, economista argentino (1929-2007), en su obra «La estructura productiva desequilibrada y el tipo de cambio”: «La noción de un tipo de cambio “real”, “natural”, “de equilibrio” o de “paridad correcta” de la moneda es uno de los conceptos transmitidos prácticamente desde la cuna y firmemente arraigados en, la mentalidad colectiva. Sin embargo, aunque todo el mundo acepta su existencia como un dogma indiscutible, nadie tiene una clara idea de cómo surge y cómo se forma. Cuando se exige una definición más clara surgen una serie de respuestas en las que se entremezclan incoherencias y contradicciones».

En otras palabras: el valor de los dólares financieros y, obviamente el ilegal, no tienen explicación racional.

El valor del dólar en cada país tiene, en opiniones múltiples y que modestamente suscribo , una sola explicación económica, y que va unida con un componente arbitrario. Lo mas cercano a la racionalidad es mantener el poder adquisitivo de esa monedad en función del promedio general de precios de ese país y del país emisor (EE.UU). Y, obviamente esa racionalidad va hermanada con una arbitrariedad: cual es el momento que tomamos como base para mantener el poder adquisitivo de la divisa. No es lo mismo mantener el poder adquisitivo del dólar en el 1 a 1 de la convertibilidad que en el 3 a 1 de Duhalde.

Pero dejemos que la arbitrariedad la imponga el Poder Económico y tomemos el poder adquisitivo del dólar de diciembre de 2015. El 30 de diciembre de 2015 el dólar «blue» cotizaba a $ 14,32. Este era el valor aceptado por el Poder Económico de la Argentina. Esto era público y notorio. Eran las dos pizzas de Prat gay.

Para mantener el poder adquisitivo de ese 30 de diciembre de 2015, se necesita multiplicar ese valor del dólar por el cociente entre la variación general de precios de Argentina y la de EE.UU. O sea $ 14,32 por el cociente (IPC Argentina / IPC EE.UU)

Con base diciembre/2015 y hasta el 31/03/2023. el IPC de Argentina aumento 18,95 veces y el IPC de EE.UU 1,2761, con lo cual el coeficiente para actualizar el mismo poder adquisitivo del dólar del 30/12/2015 al momento que estoy escribiendo estas líneas, sería 18,95/1,2761 = 14,92. Entonces el dólar que mantendría su poder de compra acá y en USA tendría un valor de $ 213,66. El dólar oficial está en este momento a $ 234.

¿Cuál será el motivo económico que lleva a los dólares para-oficiales, incentivados por el «blue», a duplicar el «valor actualizado» de la divisa?. Si ustedes conocen alguien que lo pueda explicar económicamente, avísenme. Mientras yo seguiré pensando que lo único que los mueve es buscar una devaluación.

La economía argentina necesita de las importaciones de bienes intermedios, de capital y de consumo para su funcionamiento. Esas importaciones se pagan al valor del dólar oficial, el cual se compra al BCRA pagándolo en moneda nacional. Ese valor del dólar oficial pasa a ser un costo en moneda nacional para la formación de aquellos precios con insumos intermedios valuados en dólares. Solo de aquellos precios en cuyos costos intervengan insumos importados, no en todos los otros que no tiene esos insumos importados.

Es el dólar oficial, entonces, el valor que impacta en los precios de algunos productos, y no el valor de los dólares financieros, mucho menos el del «blue», que de ninguna manera inciden en las producciones argentinas que tienen componentes importados. Entonces preguntémonos: si los insumos importados no están en todos los costos de la economía argentina y los dólares financieros e ilegal no tienen nada que ver con los costos, porque el aumento de sus valores impacta sobre todos los precios? A ver dejame repasar: los precios, los costos, las ganancias…caramba!!! ¡¡¡Si precios no aumentan por los costos entonces aumentan por las ganancias empresariales!!!

Y despejo otro engaño que también da forma a la sombra dólar. Alegan que un dólar alto hacen mas competitivas las exportaciones argentinas, argumento rarísimo porque la Argentina es tomadora de precios en todos los mercados del mundo a los que exporta. En Chicago la tonelada de soja vale 500 dólares y les importa tres rabanitos si en la Argentina el dólar vale 234, 350 o 490 pesos. Buscar un dólar alto, «competitivo» según la jerga devaluatoria, solo consigue que vendiendo a los mismos 500 dólares reciban mas pesos argentinos al liquidarlos ante el Banco Central. Mas pesos que van, dejenme pensar, costos no, ya estan hundidos en moneda nacional, entonces….otra vez caramba!!! Que casualidad!!! También va a ganancias empresarias.

Rarezas del dólar «potenciador de ganancias empresariales», también conocido como «blue»

Antes de llegar al final, déjenme decirles algunas ·cositas» del dólar ilegal llamado «blue», referente de los dólares financieros y que podríamos darle el nombre de «dólar potenciador de ganancias empresariales», que a mí me llaman la atención, no se a ustedes.

Cualquiera de nosotros caminando por la City porteña, decimos en voz alta que queremos cambiar dólares, y a los 5 minutos un «arbolito» nos metió en una «cueva» para comprar o vender. Es una actividad ilegal y además su mercancía está en negro. Pero ningún organismo del Estado que debe hacer cumplir las leyes puede encontrarlas. ¿raro, no?

Vos compraste un dólar a $ 497 y a los 7 días los querés vender y quien te lo vendió a ese precio ahora te lo compra a $ 467. O al revés, vos les vendiste a $ 497 y 7 días después se los compras a $ 467. ¿Los que compran y venden son bobos? ¿Más raro, no?

En la City porteña hay 5, 10… 20 cuevas? No lo se con certeza. Pero la cotización del ilegal es la misma en todas ellas. ¿Son como sucursales de una misma firma que no compiten entre ellas? Que extraño, che.

Los mercachifles del dólar ilegal, dicen los que saben, mueven 15, 20 millones diarios. Nadie andaría con esa plata como Lopecito, en valijas. Y tampoco hay muchos Lopecitos con capacidad económica para mover esos millones diarios. ¿Quiénes tienen esa capacidad logística para mover ilegalmente esa cantidad de dólares no declarados? ¿Los exportadores, las multinacionales, los bancos? Lo que si se puede asegurar es que esos sectores son los beneficiarios por partida triple de cualquier especulación cambiaria, a saber: se benefician porque por su tenencia e ingresos en dólares representan mas pesos de moneda nacional; se benefician con los precios de sus ventas internas, los que aumentan precisamente por el aumento del dólar, (el mas caro, por supuesto); se benefician políticamente porque entre el dólar y los aumentos de precios esmerilan a los representantes del campo nacional y popular preparando el terreno para sus terminales políticas que legalizaran sus designios socio-económicos. Entonces, las brujas no existen pero que las hay, las hay.

Ahora sí, a finalizar.

Les aclaro que no soy miembro del Club de Fans de Platón. De filosofía tengo nociones mas que elementales. La utilización de Alegoría de la caverna como disparador de esta entrada me surgió escuchando al periodista Fernando Borroni, que la utilizó en uno de sus editoriales de «No hay lugar para los débiles» (martes a jueves, 23 hs, C5N). Dicho esto, continúo.

Tengo la absoluta certeza que precios y dólar pueden ser simbolizados como algunas de las sombras, hay muchas otras, que se proyectan sobre la caverna de nuestras vidas. Para este escrito tomé a los precios y al dólar porque hoy son los elementos actuales que atormentan la vida diaria del pueblo impactando sobre la economía y que presentados con argumentos sombríos nos sumen en una realidad que nos impide desentrañar el sentido de las cuestiones economicas.

Argumentos sombríos donde las decisiones de las personas no inciden. Donde es como el cuento del Huevo y la Gallina. Los precios suben porque sube «el dólar», no el oficial, los otros, y el dólar sube porque está atrasado por la suba de los precios. Concretamente lo que ocurre es que se genera el corrimiento al alza de uno de ellos, cualquiera de los dos, para tener un argumento que justifique el aumento del otro. Y ya con precios y dólar aumentados, embolsar el beneficio económico que se autogeneraron. ¿Quiénes son los que se autogeneran ese beneficio?. ¿Quiénes esa verdadera realidad que los beneficia detrás de la falsa realidad en que nos aíslan?

Es esa minoría oligarca, liberal y reaccionaria, que muchos damos en llamar Poder Económico y que integran la elite de la clase empresaria argentina. Que fija conductas y políticas que los medianos, pequeños empresarios y hasta los emprendimientos de cercanía en los barrios, deben repetirlas obligadamente por una cuestión de supervivencia.

Ellos son las 66.637 personas que solo en los 4 años de Macri se fugaron u$s 16.806 millones.

Ellos son los dueños y accionistas de las 853 empresas que en esos 4 años se fugaron u$s 41.124 millones.

(Ambos datos están el Informe de Mercado de Cambios, Deuda y Formación de Activos Externos 2015 – 2019. BCRA, marzo 2020, en el que analizan los u$s 86.000 millones fugados durante la gestión de la derechista alianza PRO-UCR-CC Ari)

Ellos son los que se ocultan detrás de esas sombras que nos impiden ver la realidad. Sombras que construyen algunos con mentiras y engaños, y que otros ayudan a mantener con el silencio que tapa esas mentiras y esos engaños.

Ellos son los manejan a sus terminales mediaticas, políticas y judiciales para cerrar todos los caminos que lleven a confrontar sus privilegios y así eternizarlos sin que nadie los ponga en tela de juicio.

Esas terminales son los que te cascotean el rancho todo el día, en todos los medios con la emisión monetaria, el déficit fiscal, el dólar «blue», la escasez de dólares, el atraso cambiario y las inefables inercia y expectativas, que como esotéricos argumentos te dificultan acceder al conocimiento de la realidad.

Realidad en donde el ingreso nacional, la riqueza que producimos entre todos las y los argentinos, no se evapora mágicamente por acción de la emisión monetaria, el déficit fiscal, el dólar «blue», la escasez de dólares, el atraso cambiario y las inefables inercia y expectativas. No, no. Alguien se la queda. Alguien se la lleva. Alguien se la apropia. Y a los que no se la quedan, no se la llevan, no se la apropian, alguien debe mostrarle la realidad de las sombras. Sombras que nos alejan del conocimiento. Conocimiento de la realidad que , siguiendo a Platón, te libera de las cadenas de la caverna.

Y con Platón lleguemos al final. En su Alegoría de la caverna, llega un día que un encadenado logra fugarse y conocer el exterior de la caverna, es decir la verdadera realidad. Acostumbrado a la oscuridad de la caverna, le cuesta acostumbrar la visión a esa nueva vida que se le presenta bajo la luz del sol y del conocimiento de la realidad. Poco a poco la va entendiendo y decide regresar a la caverna para compartir sus conocimiento y así liberar a las personas que aun habitaban la caverna de las sombras.

Pero el portador de ese conocimiento liberador, ya acostumbrado a la luz exterior, no puede acomodar nuevamente su vista a la oscuridad de la caverna. Los encadenados creen que ese deambular trastabillando es por el daño que le ha causado el exterior y deciden ignorarlo.

Termina Platón:

«Y si alguien intentase desatarlos y llevarlos allí, ¿no lo matarían, si pudiesen cogerlo y matarlo?»

«Es muy probable».

Y en este final se nos representa la batalla cultural que estamos obligados a dar. Obligación a la que que no puede ser indiferente el campo nacional y popular.

Batalla cultural para que podamos eliminar las sombras que condicionan a los habitantes de la caverna a ignorar el conocimiento de la realidad verdadera.

Batalla cultural para que podamos evitar que esas sombras los lleven a festejar cuando se quiera matar a la portadora de ese conocimiento liberador.

Y batalla cultural para que podamos entender que esas sombras impiden la unidad nacional que necesitamos para construir una Patria Justa, Libre y Soberana.

Exactamente lo contrario de lo que quieren ellos. Los que nos proyectan las sombras.

O


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