¿PERONISMO…

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…EN EL AÑO QUE ESTAREMOS EN PELIGRO?

He manifestado en mi entrada anterior (EL AÑO QUE ESTAREMOS EN PELIGRO-2/3/23) el peligro que advierto nos puede deparar la conclusión del proceso electoral de este año. Peligro que se expresa en una derecha política, mediática y judicial que sueña con repetir la elección presidencial de 2015 para lograr la eternización de ese modelo de país agroexportador, extractivista y financiarizado que, adueñándose nuevamente de los resortes del Estado, “hundirá a las mayorías populares en un mundo donde abunden las carencias y falten los derechos, que las dejará indefensas por el uso del Código Penal como disciplinamiento de sus dirigencias representativas y cuyos actos de rebeldía serán reprimidos sin clemencia”

En mi anterior entrada he abundado sobre esa derecha y sus terminales política, mediática y judicial en referencia a la representación de los privilegios de una minoría oligarca, liberal y reaccionaria, que sostiene ese modelo de país invariable y persistentemente desde Pavón en adelante. Y que busca eliminar todo intento de confrontar sus privilegios, a como dé lugar.

Pero esa derecha, y el Poder Político que la sostiene, no son los únicos actores de este proceso electoral.  Es hora entonces de referirme al peronismo y su responsabilidad en potenciar o neutralizar el peligro que nos acechará este año.

TRASCENDER POR EL SOLO HECHO DE EXISTIR

Mas allá de los ríos de tinta usados para interpretarlo, exaltándolo o denigrándolo, y parafraseando a Marx en su análisis de la Comuna de Paris, podemos decir que la trascendencia del peronismo esta dado por el solo hecho de existir.

Asumir la representación de las necesidades y aspiraciones de las grandes mayorías nacionales hicieron del peronismo “el hecho maldito del país burgués” y con su sola existencia concentró el odio y la violencia con los que esa minoría repleta de privilegios busco desaparecerlo de la vida política desde su mismo nacimiento.

Y en ese objetivo puso todos sus esfuerzos esa minoría, devenida ya en Poder Económico.

Para extirpar al peronismo ideo dos caminos: el exterminio o la subordinación. El menos avisado de mis lectores entenderá que para el Poder Económico el peronismo es como el colesterol: hay uno “malo” y uno “bueno”. Al malo hay que exterminarlo, al bueno no hace falta.

“NUNCA ES TRISTE LA VERDAD, LO QUE NO TIENE ES REMEDIO”

Nos decía don Antonio Machado. Y agregaba: “Y NUNCA ES PRUDENTE IR CAMUFLADO ETERNAMENTE”

Descamuflemos entonces.

Empecemos.

Mucho se insiste con la idea que en el peronismo conviven dos proyectos de país.

No es verdad.

El proyecto de país del peronismo es uno solo. Es el que interpreta las necesidades y aspiraciones de las mayorías nacionales. Es el ideario que surgió del encuentro temporal de la masa popular de trabajadores, pobres y excluidos con Perón y Eva Perón.

Proyecto de país expresado en las banderas de la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política, en la intervención del Estado en la economía, en la redistribución del ingreso nacional hacia las mayorías nacionales y en los valores fraternos y solidarios resumidos en la frase “donde hay una necesidad nace un derecho”.

Cualquier otro proyecto de país que se enarbole desde el peronismo no es ni más ni menos que la subordinación al proyecto de país del Poder Económico, agroexportador, extractivista y financiarizado.

Esta subordinación es lo que lleva al Poder Económico a definirlo como “peronismo bueno”, el que no busca confrontar sus privilegios ni el proyecto de país que solo sirve a sus intereses. Esta subordinación permitiría al Poder Económico, integrarlo al régimen impuesto por sus designios, y recrear así el modelo de democracia yanqui: dos fuerzas que se alternen en el Gobierno sin cuestionar las relaciones socioeconómicas existentes, con abundancia de carencias y faltante de derechos.

DESESMARASCARANDO LOS CAMUFLADOS

Esa subordinación del “peronismo bueno” tiene un objetivo absurdo: desperonizar el peronismo. Tan absurdo como desmilanesar la milanesa y seguir llamando milanesa al bife que te queda. Eso busca el «peronismo bueno»: quitar del peronismo el contenido político que busca la satisfacción de las necesidades y las aspiraciones de las mayorías populares, pero seguir llamando peronismo a una insulsa identidad política, funcional al país de esa minoría. Con esto se lograría instalar la resignación en el sentido social. Así esa masa de trabajadores, pobres y excluidos vería demostrado que sus penurias obedecen a un estado de cosas naturales, que no existe fuerza política que lo pueda cambiar. Y con un pueblo resignado la eternización del modelo socioeconómico quedaría concretado.  

Esa alternativa de un “peronismo bueno” no es nuevo. Se materializó en “el peronismo sin Perón” impulsado por el vandorismo en la década del `60. En la “renovación peronista” de los `80 que degeneró en el menemismo ultraliberal de los `90 y en el «macri-peronismo” de este siglo dándole los 700.000 votos con que Cambiemos gana el balotage de 2015 y luego convirtiéndose en “dadores voluntarios de gobernabilidad” desde el Congreso Nacional.

Y hoy lo mas representativo de ese “peronismo bueno” esta personalizado en gobernadores como Schiaretti, Perotti, Bordet y Uñac. Son los que se opusieron a la estatización de Vicentin, reclaman beneficios para la oligarquía sojera y se niegan a enjuiciar a un poder judicial que chorrea mugre por los cuatro costados.

Y si algo hacia falta para que se visibilice su subordinación al Poder Económico fue la conducta indiferente demostrada por estos sujetos ante el intento de asesinato de la vicepresidenta de la Nación y de la persecución judicial de la que es víctima.

Reciben a cambio los favores del poder Económico: su pata mediática no los estigmatiza, su pata judicial no los persigue y su pata política los trata con benevolencia.

No puedo omitir que gran parte de la dirigencia sindical, dirigencia de un movimiento obrero que es conceptualmente la columna vertebral del peronismo, también se ha subordinado al Poder Económico. Ni dejar de expresar que la gestión de gobierno del presidente Alberto Fernández no me deja dudas sobre lo mismo. Como sobre estos dos temas ya he opinado largamente, y en honor a la brevedad de la presente, me remito a PONE LA FECHA, LA PUTA QUE TE PARIO (14/10/22) y ERRORES NO FORZADOS Y MATCH POINT (14/08/22)                                        

¿Y el peronismo “malo”, que odia el Poder Económico, donde esta?

LA RESPUESTA TIENE NOMBRE DE MUJER

Si alguien tiene dudas que Cristina Fernández de Kirchner representa lo mas genuino del proyecto de país del peronismo solo tiene que visualizar la persecución judicial de la que es victima desde abril de 2016 y reconocer que el Poder Económico no gasta pólvora en chimangos.

Todo su poder de fuego mediático, judicial, político esta puesto en vengar el pasado que los enfureció y eliminar un futuro que los atormenta.

Esta puesto en Cristina.

Cristina confrontando contra el sistema financiero internacional, contra las multinacionales, contra la oligarquía agraria, contra la corporación mediática, contra el sistema judicial.

Cristina nacionalizando YPF y Aerolíneas Argentina, desactivando la estafa descomunal de las AFJP, logrando el poder adquisitivo de los salarios más alto de América del Sur, consiguiendo la mayor cobertura jubilatoria de nuestra historia y otorgando derechos a minorías sociales históricamente discriminadas 

Cristina planteando “un nuevo contrato social”, rechazando que el crecimiento de la economía “se la queden los cuatro vivos de siempre”, buscando un acuerdo social para “terminar con el bimonetarismo en la economía nacional”, o que se “comience a hablar de los márgenes de ganancias de las empresas”.

Cristina haciendo peronismo.

Y no no son sus errores, habidos y seguramente por haber, sino sus aciertos lo que la han convertido en el objetivo del odio y la violencia que sabe generar el Poder Económico cuando alguien se anima a confrontar sus privilegios y sus deseos.

Y el reconocimiento popular a esos aciertos también la han convertido en un obstáculo para el “peronismo bueno” y su claudicante subordinación.

Por eso Cristina tiene un compromiso ineludible con el peronismo y con el conjunto del campo nacional y popular.

Con o sin proscripción, con o sin candidaturas electorales, con PASO o con lo que sea, debe conducir un proceso de reorganización interna del peronismo para depurarlo de sus desvíos doctrinarios.

Para que los que reniegan de ser milanesas pasen a llamarse bifes, como corresponde.

Para mantener viva las esperanzas y las confianzas puestas en el peronismo por un pueblo vencedor de la resignación.

Y asumiéndose como el único heredero del General Perón…

…SI EL PUEBLO QUIERE, CRISTINA PUEDE.


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