
Es oportuno aclarar que lejos de mis pretensiones está el utilizar conocimientos jurídicos, de los que carezco, para referirme a fallos de la Corte.
Simplemente en este y anteriores posteos he expresado mi opinión política sobre el objetivo político de las decisiones más recientes de los cortesanos y el Estado extranjero de Comodoro Py, donde no rigen nuestra Constitución ni nuestras leyes, y basado que en los decretos, leyes o sentencias con las que se expresan los tres poderes políticos de la República, existen componentes e impactos políticos sobre la sociedad.
Es decir que al Poder Judicial y su cabeza no puede estar exento de un análisis político sobre su gestión.
Es obvio que la utilización de sentencias de la Corte para apuntalar un proyecto político comienza con el intento de Macri de nombrar dos cortesanos por decreto, intento que fue avalado por el silencio cómplice de los involucrados.
A partir de allí las decisiones de los cortesanos pusieron al descubierto la connivencia existente de Rosatti, Rosenkrantz, Maqueda y Lorenzetti y el sector político que representa al Poder Económico.
Los pronunciamientos de esta nueva “mayoría automática”, émula de aquella existente en el menemismo, los mostró interviniendo políticamente como ariete y soporte de un proyecto político elitista y excluyente.
Sería largo y tedioso enumerar y calificar las conductas de los integrantes de la Corte de Justicia de la Nación. Mejor recurrir a alguien que sabe, y mucho del tema. Solo voy a transcribir textualmente parte del documento “El pueblo ante la ausencia de derecho” (E. Raúl Zaffaroni, La Tecl@Eñe, 26/12/22)
“¿Por qué la Corte Suprema declara inconstitucional la composición del Consejo de la Magistratura después de dieciséis años y de paso devuelve vigencia a una ley derogada que, casualmente, le da la presidencia del Consejo? ¿Por qué se entromete en la forma en que se configuran los bloques del Senado Federal? ¿Por qué permanece indiferente cuando se constata que hay jueces que reciben un viaje pago por un magnate y programan cómo lo disimularán en descaradas conversaciones registradas? ¿Por qué viajaron junto con los dirigentes de Clarín? ¿Por qué la Corte Suprema ignora que una sentencia fue pronunciada por una familia de jueces sometidos a un gobernador? ¿Por qué para confirmarla dicen que no tiene importancia que no se reciba la declaración de un testigo sin que el recurrente diga lo que supone que el testigo habría de declarar? ¿Por qué la Corte Suprema decide cuestiones sanitarias y epidemiológicas, como las clases presenciales, sin pedir la opinión de ningún perito? ¿Por qué la Corte Suprema dice que no le interesa abrir la instancia, cuando por instrumento público se prueba que al principal testigo se le pagó con un hotel?
Pero, además, la Corte permanece indiferente ante hechos jurídicamente aberrantes. ¿Por qué no dice nada cuando, en lugar de citar a un procesado, se lo detiene de madrugada y se lo muestra en pijama y descalzo por televisión? ¿Por qué un juez puede citar a nueve indagatorias en un mismo día? ¿Por qué hay jueces que concentran todas las causas que quieren en su tribunal violando la regla elemental del juez natural? ¿Por qué hay jueces que desconocen la cosa juzgada? ¿Por qué hay jueces que van a jugar tenis o paddle o al fútbol con el principal interesado en que emitan una sentencia condenatoria y no se excusan? ¿Por qué hay jueces que inventan los vínculos residuales como impedimento para la excarcelación? ¿Por qué hay jueces que procesan por traición a la patria cuando nunca hubo guerra? ¿Por qué no avanzan las causas que involucran a funcionarios que endeudaron astronómicamente al país? ¿Por qué no se cita a los que financiaron el grupo del que surgió el border que intentó matar a la vicepresidenta? ¿Y por qué permite que uno de sus propios jueces no se excuse en causas en que son parte sus ex–clientes?
Y ahora, en una causa de carácter pura y gravemente institucional, en que se discute casi un nuevo Cepeda, la Corte no la resuelve, la mantiene en un cajón durante años, pero resuelve disponer una medida cautelar contra el Estado del que ella es parte, obviamente. Una medida cautelar, igual que cuando en un juicio comercial se embarga a un posible deudor o en uno penal se detiene a un posible prófugo. ¿Acaso la Corte considera al Estado un posible insolvente? ¿Lo considera un potencial prófugo?
Los ¿por qué? son estos y muchos más, y la respuesta es única: porque se le da la gana a la Corte y a los jueces que encubre.
Un vacío de derecho, el no derecho, no lo puede resolver el propio derecho, que perdió eficacia. Lo ajurídico no puede resolverlo lo jurídico, porque precisamente es su ausencia, en un espacio en que, quienes debían dar eficacia al derecho, optaron por hacer lo que les da la gana y vaciaron de derecho el espacio social. El caos debe resolverlo la política y, conforme a toda idea democrática, el protagonista de la política es por esencia el soberano, es decir, el pueblo.”
El mismo concepto de este ultimo párrafo resaltado en negrita, me llevó hace tiempo a expresarme a favor de un juicio político a todos los integrantes de la Corte Suprema. Incluso opine que la falta de votos para materializarlo en sanciones no era excusa, solo hacia falta abrir el expediente en la Comisión de Juicio Político de Diputados y abierta la etapa de investigación luego exponer ante la opinión pública todas las fechorías disfrazadas de fallos, acordadas y procesamientos realizadas por las Usías entogadas.
Y así, si no hay votos para una sanción, que si haya una opinión pública mayoritaria que haga insostenible la continuidad de Rosatti, Rosenkrantz, Maqueda y Lorenzetti.
Por Argentina y democracia sin mafias.
Nota1) En el juicio político a 5 integrantes de la Corte, promovido por Nestor Kirchner en junio de 2003, tres de los jueces renunciaron para evitar su enjuiciamiento.
Nota 2) En la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados, sobre 31 miembros, 16 pertenecen al Frente de Todos, pero algunos de ellos influenciados por las “esperanzas blancas” de la oligarquía para domesticar al peronismo: los gobernadores Schiaretti, Perotti, Bordet y Uñac