
Es probable que este escrito comience con rasgos autorreferenciales. Y pido disculpas por eso, pero no encuentro otra forma de comenzarlo.
Mi conciencia política se despertó con el Cordobazo y el ajusticiamiento del dictador Aramburu.
Y esa conciencia política la puse en practica por primera vez en el `73 con las tomas del Colegio Industrial de Río Cuarto y la sede del entonces llamado Colegio de la Ingeniería y la Arquitectura de Córdoba
Y como lo describiera perfectamente Leonardo Favio, cuando entendí que no se puede ser feliz en soledad me hice peronista.
Etariamente soy parte de esa generación que, calificada en su momento como “Juventud maravillosa”, luego fue mutilada por la dictadura genocida del año `76 con decenas de miles de desaparecidos, fusilados, torturados, encarcelados y exiliados.
Y más allá de lo que diga mi condición etaria, me siento parte de esa generación.
Creiamos que estábamos tocando el cielo con las manos en los primeros años del ´70.
Y a pesar de no haberlo votado, nos esperanzábamos con la frase de Alfonsín: “Con la democracia no solo se vota, sino que también se come, se cura y se educa”
En este 2023 que se avecina, estaremos a 50 años de haber estado cerca del cielo y a 40 años de la recuperación democrática sostenida en el NUNCA MAS.
Y no lo podemos negar: que lejos estamos de esa transformación que soñamos en el 73 y nos esperanzaba en el 83.
Porque este 2023 se nos presenta con los harapos de esa democracia soñada y esperanzadora.
Harapos conseguidos por esa derecha representativa de los privilegios de una elite oligarca en lo político, liberal en lo económico y reaccionaria en lo social, lanzada desprejuiciosamente tras la suma del poder público.
Harapos que buscan naturalizar esa suma del poder público que pretenden lograr con ese trípode antinacional y antipopular, con sus terminales políticas, mediaticas y judiciales formateadas por esa elite privilegiada.
Harapos que esas terminales han hecho con las falacias que utilizan para hacer política, informar y enjuiciar.
Harapos confeccionados con el sentido creado en un sector grueso de la sociedad que tomando esas mentiras como verdades reveladas, quedan convertido en cómplices inadvertidos de una derecha que también los condena a las privaciones de la pobreza.
Harapos utilizados para proteger a una derecha que mata no solo a través de la violencia física. Destruir esperanzas, eliminar ilusiones, desbaratar futuros también es matar. Y también es agregar harapos a la democracia
Pero también, no puedo dejar de decirlo, esos harapos no son solo responsabilidad de la derecha.
También es responsable el gobierno nacional que entra en sus últimos 11 meses de mandato.
Alberto Fernández con su falta de vocación para enfrentar a los poderosos, con su complacencia ante el accionar empresarial, periodístico y judicial, ha ayudado también a vestir a la democracia con los harapos con que este 2023 nos la presenta.
Harapos que la democracia cuelga en cada argentino y argentina con necesidades y privaciones ocasionadas por un Poder Económico desenfrenado al que el Gobierno Nacional no quiso disciplinar, incumpliendo el mandato popular de octubre de 2019.
Harapos que buscan generar en cada compatriota el desánimo que permita aceptar dócilmente y sin reacción que esa elite oligárquica, liberal y reaccionaria sean los amos y señores de nuestras vidas.
Con este escrito no tengo ni la más recóndita intención de predecir un futuro pesimista ni aventurar la claudicación de la voluntad transformadora que anida en la conciencia del pueblo argentino.
No estoy legitimando “El fin de la historia” de Fukuyama.
Solo busco describir el presente para remarcar que a pesar de este presente no estamos derrotados.
Porque a esta democracia, hoy arropada con harapos, la voluntad del pueblo argentino, más temprano que tarde, les arrancará a dentelladas si fuera necesario, esos harapos,
Porque de nada servirán el desenfreno de la derecha, la claudicación de Alberto Fernández y la complicidad de los otrora “dadores voluntarios de gobernabilidad. El pueblo volverá a engalanar a la democracia con la ropa de la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política. Y así otra vez la democracia servirá para la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación.
Que así sea.
Mis queridos y queridas compatriotas. Felices fiestas y el mejor año para ustedes.