DEL PARTIDO MILITAR AL PARTIDO JUDICIAL: EL MISMO OBJETIVO

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DE AYER…

«LA HISTORIA OCURRE DOS VECES: LA PRIMERA VEZ COMO UNA GRAN TRAGEDIA Y LA SEGUNDA COMO UNA MISERABLE FARSA» (K.MARX)

La frase con que Karl Marx inicia su obra “El 18 brumario de Luis Bonaparte”, hace referencia a la doble aparición histórica de hechos, que, al repetirse, quedan revestidos con ropaje grotesco y ridículos.

Esta frase  parece describir con absoluta certeza la realidad argentina en lo que podríamos denominar “Proscripción: la cancelación del peronismo. Parte II”.

Desde el 27 de octubre de 1943, cuando un desconocido Coronel se hacía cargo del entonces llamado Departamento Nacional de Trabajo, comenzó a darse forma a un actor político que enfrentaría decididamente los privilegios de una clase social oligárquica, con una riqueza heredada de la cruz, la espada y los Remington.: el peronismo.

Esa clase social oligárquica se embarcó desde entonces en una guerra total contra ese enemigo que tenía la osadía de poner los intereses del conjunto de la población por encima de sus intereses de clase. El objetivo era uno solo: desaparecer al peronismo.

Se revistieron cínicamente de republicanos y democráticos, y descerrajaron a mansalva la acusación de corruptos a todo aquel que quedará bajo la mira purificadora de la desperonización.

Desde el bombardeo a Plaza de Mayo utilizaron toda la violencia posible en el intento de erradicar al peronismo de la política argentina. Proscribieron al máximo líder popular y a través de los fusilamientos, torturas y encarcelamientos intentaron doblegar la voluntad de la mayoría del pueblo argentino.

Pero no pudieron.

Cuando el 11 de marzo del `73 se dieron cuenta que esa voluntad popular volvía a expresarse más fuerte que nunca, recurrieron a poner en ejecución a la mayor barbarie de la historia.

La dictadura genocida del `76 agregó al menú de violencia utilizado hasta entonces contra las mayorías populares un nuevo mecanismo de terror: las desapariciones y la apropiación de niños.

…A HOY

Con el retorno de la democracia, la toma de conciencia popular generó el NUNCA MAS, y esa clase social oligárquica terrateniente, ya transformada en Poder Económico a través de su diversificación en exportadoras, financieras, industriales y mediáticas, entendió que ya era imposible seguir utilizando el ariete empleado desde 1930 para doblegar la voluntad popular. El Partido Militar había fenecido. Su certificado de defunción llevaba la firma del pueblo argentino.

Mientras el presidente Alfonsín se sumía en la impotencia, sin recursos para contrarrestar la ofensiva desatada contra su gobierno por el Poder Económico y sus aliados extranjeros, montados sobre la colosal deuda externa dejada por la dictadura, el campo nacional y popular derivaba entre la autocritica y la resignación ocasionada por la derrota peronista de 1983.

Cuando esa clase apropiadora del esfuerzo del pueblo argentino, oligarca en lo político, liberal en lo económico y reaccionaria en lo social, creía haber cumplido su sueño, con un presidente peronista al que le hicieron creer que era rubio y de ojos azules, y ya daban por seguro poder asegurar sus privilegios en plena democracia constitucional, apareció él.

Flaco, desgarbado, estrábico, amante de los sacos cruzados, que usaba desprendidos, y de los mocasines, que escribía y firmaba con una BIC, Néstor Kirchner se incorporaba a la historia argentina para desafiar a ese poder hegemónico. Y para alterar más aun sus ánimos, Néstor no se montaba en la historia solo. Venía con ella: Cristina Fernández de Kirchner.

Y los dos venían para poner en práctica los dos principios fundamentales del peronismo: la intervención del Estado en la economía y la redistribución del ingreso, pilares donde se asienta esa Patria Justa, Libre y Soberana de las que nos habla el peronismo. Y precisamente esos principios son los que generan la reacción de esa clase dominante, los enloquece y los convierte en bárbaros odiadores.

Ya sin Partido Militar, y mientras veían al campo nacional y popular renacer nuevamente bajo la conducción de Néstor y Cristina, tenían que poner en marcha otro plan, había que idear otros mecanismos. Bombardeos, fusilamientos, desapariciones ya no serían tolerados por la sociedad. Entonces reflotaron las viejas palabras que convertían la hipocresía en caballitos de batallas propios: republica, democracia, libertad eran conceptos que bastardeaban para hacerlos estandartes. Y por supuesto, no podía faltar la letanía histórica: corrupción, corrupción, corrupción.

Convirtieron una agrupación política vecinal en un partido nacional, reagruparon a los históricos actores antiperonista de la política argentina, pusieron a los medios de prensa en función de voceros y propagandistas, y empezaron la Parte II de la misma historia: eliminar, erradicar, cancelar al peronismo y así erradicar la punta de esa flecha que es el movimiento nacional y popular, flecha que apunta directamente al corazón de sus privilegios.

Pero ese reverdecer del discurso hipócrita y del enmohecido plan traía una novedad: ya no serian los generales de brigada los actores principales de esa persecución política. Ahora serian Vuestras Señorías, entogadas y aposentadas in eternum en las poltronas de la justicia federal. Salvo una pequeña minoría proba, el resto de jueces y fiscales forman una caterva inquisidora que se atribuye el rol de acabar con esa herejía llamada peronismo. ¿Cómo van a permitir ellos, garantes del constitucionalismo, la república y coso, que el peronismo aliente en la sociedad una posición contraria a los principios y las reglas establecidos por el Poder Económico?

Porque convengamos que este nuevo rol de inquisidores que a adoptado la mayoría de los habitantes del Estado Autónomo de Comodoro Py, no nos puede hacer olvidar otros servicios que presta a sus mandantes y a las terminales de sus mandantes. No es solo inventar causas, negar recursos, violar principios jurídicos, inmiscuirse en cuestiones políticas no judiciables para impedir gobernar a quienes desafíen la continuidad de los privilegios de la clase dominante, todo teniendo como victimas, siempre, a representantes del campo nacional y popular. No, no es solo eso.

También los protegen en los concursos fraudulentos del Correo y de Vicentin, con las cautelares que autorizan la fuga de miles de millones de dólares para supuestas importaciones, permitiendo a Magnetto y cía a cobrar a su antojo los servicios de cable, celulares e internet, sin olvidar que condenaron a Lopecito por los bolsos del convento pero nunca quisieron saber quien les había dado esas coimas, como tampoco quieren saber si el delicuencial préstamo con el FMI cumplió las normas administrativas que regulan al Estado. Y aquí permítanme una acotación pertinente: la causa por las irregularidades del préstamo con el FMI iniciada en el año 2019 duerme en el mismo juzgado a cargo de Capuchetti quien, oh casualidad!!!, hace como el perro que volteo la olla en la causa del intento de magnicidio contra CFK (Tiene razón la compañera: la quieren de acusada, no de victima).

Bien, este esperpento farsesco de la Parte II, tendrá su punto final el 6 de diciembre, en la causa Vialidad con la sentencia condenatoria ya escrita, juicio que según Daniel Erbetta, juez de la Corte Suprema de Santa Fe y radical él, «permite enseñarle a los alumnos cómo no debe ser un debido proceso penal, y cómo no deben actuar un fiscal y un juez»,

Mas allá de que se animen o no a proscribir, la sentencia contra Cristina Fernández de Kirchner, actuará de hecho como una proscripción para millones de argentinos y argentinas, en tanto consideran y ven en CFK la representación genuina de sus aspiraciones y de su voluntad política.

Y creerán, otra vez, con esa condena haber cumplido con su objetivo.

Y otra vez se equivocaran.

Porque la historia nos demuestra que el pueblo argentino no admite vivir sojuzgado e impedido de expresar su voluntad política. Tampoco admitirá, como ya lo hizo en el pasado, que ese cercenamiento de sus derechos políticos sea la llave para también avanzar libremente contra sus derechos económicos y sociales.

Tuvieron exiliado 18 años a Perón, podrán tener condenada a Cristina, pero la expresión de la voluntad popular encuentra siempre la forma de hacer escuchar sus reclamos y satisfacer la defensa de sus intereses.

«Y cuando los pueblos agotan su paciencia hacen tronar el escarmiento»

Se hizo a pesar de los uniformados generales.

También se hará a pesar de las entogadas Usías.


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