
Los argentinos y argentinas estamos atravesando hoy una situación de penurias económicas que agravan las condiciones sociales y generan desestabilización institucional.
Explicar cómo causas excluyentes para este crítico momento a la pandemia del Covid-19 y a la guerra europea solo busca ocultar los orígenes propios a nuestra historia, relacionados con esa guerra, a la que ya me he referido, entre Ellos y Nosotros.
Esas explicaciones solo buscan generar sentidos sociales donde queden ocultas las responsabilidades primigenias de ese sector social que definimos como Poder Económico, y que aliado a intereses extranjeros, mantiene sus privilegios virreinales con la vigencia de un modelo de país políticamente oligárquico, económicamente liberal y socialmente reaccionario.
En toda guerra, la victoria buscada se logra debilitando, material y psicológicamente, la voluntad del enemigo. Nosotros
Y eso es lo que se persigue con la crisis buscada.
LA VERDAD DE LA MILANESA
La búsqueda de esa crisis terminal es lo que hoy está viviendo nuestro país con las acciones desestabilizantes de la economía que llevan adelante los sectores del privilegio: la cadena agroexportadora, las empresas con presencia dominante en su actividad, el sistema financiero y los organismos internacionales que fungen de guardianes de los intereses especulativos de los fondos de inversión globales.
Mas allá de reconocer el impacto de la pandemia y la guerra ruso-ucraniana sobre la situación global a la que no escapa la Argentina, no hay una sola argumentación seria que pueda justificar el desquiciado andar de la economía local como consecuencia de esas únicas circunstancias.
La sarasa discursiva sobre que los aumentos de costos productivos producidos por estos contextos epidemiológicos y bélicos son el origen de las remarcaciones de precios, no resisten el menor análisis sobre las estructuras de costos de los bienes producidos en la Argentina.
La retención de producciones agrícolas y las maniobras realizadas sobre el comercio exterior y el mercado cambiario solo se explican como manipulaciones especulativas que buscan forzar una devaluación con un único doble objetivo: aumentar la riqueza en monedad nacional a quienes tienen en sus manos el ingreso en dólares y dinamitar el poder adquisitivo de quienes tienen sus ingresos en pesos. A fuerza de ser repetitivos, riqueza concentrada en pocas manos y pobreza derramada sobre millones. Siempre es Ellos o Nosotros.
LA FINALIDAD DE LA CRISIS BUSCADA.
Cuando las acciones económicas del Poder Económico, con la ayuda fundamental de sus terminales políticas, mediáticas y judiciales, logran generar esa crisis que hace crujir los cimientos de la sociedad, sumergiendo al conjunto de la población en las privaciones materiales, consiguen el estado de ánimo social perseguido: debilitar, material y psicológicamente, la voluntad del enemigo.
La incertidumbre sobre el mañana, la desesperanza sobre el futuro inmediato, el convencimiento de que lograr una vida digna esta impedida por designios “naturales” o fuerzas siniestras nunca identificadas, preparan a una sociedad agobiada, exhausta, exprimida hasta su ultima gota de aliento para recibir sin resistencia el remedio eterno que las clases del privilegio nos ofrecen, como solución a la crisis que ellos mismos provocan.
Y así mansamente se aceptaran las medidas que consolidan el estado de cosas que nos propone el Poder Económico: achicamiento del Estado, desinversion en educación, salud, obras públicas, disminución de salarios y jubilaciones, desempleo, desregulando toda actividad económica con el fin de garantizar una mayor concentración de riquezas en sus manos.
Y por supuesto, cumpliendo con el compromiso ya expresado por el presidente Avellaneda en 1876, que es el compromiso histórico de las clases dominantes:
“Hay millones de argentinos que economizarán hasta sobre su hambre y su sed, para responder en una situación suprema a los compromisos de nuestra fe pública en los mercados extranjeros”
La Historia nos va marcando que no hay ancha avenida del medio. Hay un camino que es de Ellos y otro camino que es el de Nosotros. Y tenemos que esforzarnos para que un sector de Nosotros deje de transitar el camino de Ellos.