ES LA POLITICA, ESTUPIDO.

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El contenido de esta entrada se inspira en la frase dicha por el general Perón entrevistado a bordo del avión de Alitalia, que lo traía de retorno a su país, por la periodista Oriana Fallacci. Perón dijo: «El problema en la Argentina no es económico, la economía se arregla fácilmente, el problema es político, mejor dicho son los políticos». Luego trataré de que entiendan como esta aclaración, el titulo de esta nota y la anterior saga de «Es la economía, estúpido» se relacionan.

Para mejor entenderse debo repetir algunas definiciones escritas en anteriores posteos.

Con mis «dudas económicas» he buscado interpelar las reiteradas «masterclass» de quienes, adjudicándose el conocimiento económico, buscan naturalizar el padecimiento de un pueblo que, habitando un país con múltiples riquezas, no puede transformarlas en fuentes de calidad para sus vidas.

Y como contrapartida de esas dudas he explicitado mi única certeza: el discurso económico, en su gran mayoría, tiene como objetivo crear un sentido social que favorezca al poder económico. Y revestido con un lenguaje técnico busca hacerlo misterioso, inaccesible e inentendible, para ocultar que alguien nos está robando.

También he reiterado muchas veces lo que hace años sostengo: la política es el campo donde se dirimen los intereses económicos de los distintos sectores que conforman una sociedad.

La herramienta necesaria para dirimir estas controversias, existentes entre distintos intereses económicos, es el Estado, dado su poder regulatorio y coercitivo. Esto es tener la capacidad de configurar un modelo de relaciones económicas con el que se formatea una estructura social y hacerlo cumplir con la autoridad que le da el monopolio de la fuerza.

Y el control de esa herramienta es lo que se busca en la actividad política. Punto. No demos mas vueltas sobre la actividad política.

LA VERDAD DE LA MILANESA

Para encontrarla no podemos seguir cayendo en el error de asumir que la situación de inquilinos, de jubilados, de propietarios de PyMes, de trabajadores privados y públicos, de desocupados, de trabajadores en negro, de jóvenes estudiantes, de científicos, de la comunidad universitaria, de todas aquellas minorías que ven perder derechos, es responsabilidad de lo que comúnmente se denomina LA POLÏTICA..

Si entendimos que la política es el campo donde se dirimen intereses económicos y que la herramienta para ello es el Estado, son los actores de la política que acceden al control del Estado, quienes con sus decisiones son los responsables de generar la situación que hoy viven inquilinos, jubilados, propietarios de PyMes, trabajadores privados y públicos, desocupados, trabajadores en negro, jóvenes estudiantes, científicos, comunidad universitaria y todas aquellas minorías que ven perder derechos.

El problema no es LA POLÏTICA, el problema son los actores que intervienen en la política. No tengan dudas sobre de quienes es la responsabilidad de esta estructura social que hoy tenemos, con pobreza, indigencia, informalidad laboral, y perdida de derechos, a lo que se suma la destrucción del aparato productivo. Todo es producto del accionar de esos actores políticos.

Es la consecuencia de un modelo de país colonizado corporativamente por «Los Dueños», esa vieja oligarquía agraria del Bicentenario, hoy diversificada en distintas actividades económicas, las que monopoliza junto a sus socios extranjeros. Son el Poder Económico. Son las corporaciones que fungen de Primus Inter Pares entre las demás corporaciones que actúan como actores políticos auxiliares de quienes son los verdaderos dueños del circo: Asociación Empresaria Argentina (A.E.A), Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), Sociedad Rural Argentina (SRA) y la Cámara de Comercio Argentino-Norteamericana (Amcham).

Ahora bien, para eternizar sus designios. a «esas Corporaciones colonizadoras que vengo llamando como «Los Dueños» simplemente les basta con sacar a sus políticos colonizados a gritar que hay que defender la democracia, la república, la libertad y la honestidad contra los ataques del «populismo», activar la manada de comunicadores para crear sentido en la población, instruir a jueces y fiscales para que entren en operaciones investigando y procesando a todo aquel que se oponga a sus designios y recordándole al espacio sindical que para mantener sus prebendas debe ignorar las necesidades de sus representados. Estos son los actores de reparto, corporaciones políticas, comunicacionales, judiciales y sindicales, donde los intereses de «Los Dueños» han producido una verdadera metástasis a sus interiores.

EL OTRO ACTOR POLITICO.

El poder político originario esta depositado en manos del pueblo. Esto lo convierte en el contrapoder natural de quienes son los responsables de su exclusión del reparto de la riqueza generada con su propio trabajo pero que no lo tiene como destinatario.

Ahora bien, no hay dudas que un amplio número de ese pueblo, paradójicamente y muy a menudo en nuestra historia, es el factor determinante para que el control del Estado quede en manos de quienes tienen un único objetivo: representar y defender, a como de lugar, los intereses de «Los Dueños» y sus socios extranjeros. Con esa conducta política se convierten en la pata social que sostiene el modelo que los degrada económica y socialmente.

¿Por qué ocurre ese comportamiento en el ejercicio de ese poder político?

Tomemos un solo caso de ejemplo: las elecciones presidenciales del 2023.

Después de dos mandatos presidenciales de signo ideológico totalmente opuestos (2015/2023) como no comprender y compartir esa insatisfacción, impregnada de bronca, de mucha bronca, de jubilados, propietarios de PyMes, trabajadores privados y públicos, desocupados, trabajadores en negro, jóvenes estudiantes, científicos, miembros de la comunidad universitaria y todas aquellas minorías que ven perder derechos.

Y así terminamos, a través del uso de ese poder político que nos empodera como actores políticos, a vos, a mí, a todos y todas, engendrando a través del voto la llegada al gobierno de un «circo beat» cuyo mascarón de proa es una persona con una extraña función cognitiva que lo lleva a insólitas concepciones históricas, económicas y sociales, y que tiene como único objetivo servir fielmente a los intereses de «Los Dueños» y los intereses geopolíticos de sus socios extranjeros.

¿Te lo lo traduzco a lenguaje sencillo? Con el único objetivo de hacernos cagar de hambre y sufrir privaciones y entregar todos los recursos naturales del país.

Ahora bien, desde Aristóteles que se sostiene que el ser humano es un «animal político». Su naturaleza lo lleva a vivir en comunidades y para ello se requiere regulaciones sobre aquellas áreas del quehacer humano que permitan la organización de una sociedad en bienestar y armonía. La participación en ciudadana en esa organización es La res publica o cosa pública romana. La participación de cada integrante de nuestra sociedad en el manejo de esa res pública es la política que, con nuestro accionar u omisiones, genera quien se queda con el control de el Estado.

ESTUPIDEZ: «TORPEZA NOTABLE EN COMPRENDER LAS COSAS«. (R.A.E)

Ahora vamos a la política. Pero no a la actividad política que desarrollan las corporaciones que operan en este escenario, sino al ejercicio de la política que hacen ciudadanos y ciudadanas de una Nación, los «animales políticos» aristotélico, cumplimentando el principio de la soberanía popular. Es decir

Abro paréntesis [El poder político en manos del pueblo NO SE LIMITA solamente al ejercicio del voto en los procesos electorales. Hay medidas de acción y de democracia directa que forman parte de la expresión popular democrática] Cierro paréntesis.

Dicho esto, voy a esa insatisfacción y esa bronca, a las que refería mas arriba, que sin ninguna duda influyeron en la acción política que formó una mayoría electoral. Pero estoy convencido que esos dos estados de ánimos sociales fueron condiciones necesarias pero no suficientes para el proceso que derivó en las conductas políticas expresadas en las elecciones presidenciales de 2023.

En el combo intervinientes en la formación del sentido social creado en la mayoría de sufragantes, se debe considerar a la ingenuidad, la indolencia y la ignorancia, elementos que en forma sesgada atraviesan a distintos sectores sociales.

Creer que para desarrollar el país se requiere de que la inmensa mayoría de la sociedad sufra penurias económicas, privaciones y pobreza, y eso condiciona la acción u omisión de nuestras conductas políticas, eso es ingenuidad.

Desentenderse de las consecuencias de sus acciones u omisiones políticas con el escudo remanido de expresar «a mi nadie me regalo nada, yo trabaje toda la vida», hasta que esas consecuencias, que impactan sobre sus ingresos y ahorros, lo lleven al revival de «piquetes y cacerolas, la lucha es una sola», eso es indolencia

Asumir que la realidad que se vive es consecuencia de «los 20 años de kirchnerismo» negando que el kirchnerismo, en su versión autentica, dejo el gobierno hace 12 años y que en estos 12 años gobernaron el neoliberalismo macrista, el que podemos llamar «pan-peronismo» (siendo generoso con el uso de la palabra «peronismo») incluyendo a su ala mas liberal, cuyos exponentes mas notorios son Alberto Fernández y Sergio Massa, y que hace 21 meses, estamos en manos del «circo beat», eso es ignorancia (Remarco, la ignorancia histórica se llama negacionismo, por nada).

Entonces …

… si la insatisfacción y la bronca, combinada con la ingenuidad, la indolencia y la ignorancia, en las proporciones que Uds. prefieran, nos lleva a que el ejercicio de nuestro poder político entronice en el Estado a quienes actúan por orden y cuenta de «Los Dueños».

…si la insatisfacción y la bronca, combinada con la ingenuidad, la indolencia y la ignorancia, formatean nuestras conductas políticas para construir una sociedad donde el país colonizado corporativamente por «Los Dueños» será reglamentado por la corporación política, convertido en bienaventuranzas  sociales por la corporación mediática, custodiado como fieles cancerberos por la corporación judicial y avalado por la pasividad de la corporación sindical cooptada.

Entonces puedo terminar este escrito con la misma frase con que empieza:

ES LA POLÍTICA, ESTUPIDO

Abrazos y hasta pronto.

Les dejo la canción que escuche mientras revisaba este escrito


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